Los factores de la densidad urbana

La densidad no es sólo edificaciones en altura. Una nueva metodología explica las razones detrás de la densidad en cada ciudad.

La densidad es un elemento central de lo que es una ciudad. Lo urbano también se refleja en la concentración, sea esta de personas, empleos, congestión, residuos, crimen, etc. Lo denso y lo urbano van de la mano.

En este sentido, no es sorpresa que la densidad sea una de las variables más importantes dentro de la planificación urbana, específicamente la densidad poblacional (densidad de aquí en adelante); es decir, la cantidad de personas que viven en un área determinada. Sin embargo, la manera en cómo se produce la densidad y cómo es posible gestionarla es un tema que requiere de un debate importante si queremos tener claridad sobre las estrategias que podemos implementar en nuestras ciudades para potenciar los efectos positivos que ésta genera y mitigar los negativos.

Dhaka, la capital de Bangladesh, es una de las ciudades que más ha crecido en las últimas décadas. Foto: Aminur Rashid. Pixabay.

¿Qué entendemos por densidad?

Alain Bertaud, en su libro Order without Design: How Markets Shape Cities (Orden sin diseño: cómo los mercados dan forma a la ciudad), plantea varias ideas que nos permiten aproximarnos al concepto de densidad y sus implicaciones:

  • La densidad, si bien es un indicador que expresa la concentración poblacional en un área determinada (ej. población/hectárea), no es una consecuencia de la acción directa del planificador sino un resultado del mercado de suelos; es decir, la disponibilidad de viviendas y la capacidad de compra de las personas.
  • El planificador, en cambio, regula o afecta el mercado por medio de las normativas, afectando el valor de los elementos que componen la oferta. Normativas como los mínimos de estacionamiento, lotes mínimos, alturas, materialidad de construcción, entre otros que representan restricciones que se imponen al mercado y, por ende, afectan la distribución de la densidad en la ciudad.
  • Para mejorar el funcionamiento de las ciudades, es fundamental que los planificadores puedan desarrollar indicadores para evaluar el comportamiento del mercado urbano de suelos y así poder impactar en la densidad producida.

A pesar de estas consideraciones, la densidad como indicador no es suficiente para permitir el análisis y ajuste de estas regulaciones. Es necesario profundizar.

La anatomía de la densidad urbana

En un estudio publicado recientemente, titulado Anatomy of density: measurable factors that constitute urban density (Anatomía de la densidad: factores medibles que constituyen la densidad urbana), se propone una metodología que describe en detalle los elementos que permiten constituir la densidad y los expresa en indicadores específicos. Esto quiere decir que cualquier aumento o disminución de estos factores directamente se traduce en el aumento o disminución de la densidad en la ciudad, lo que permitiría estudiarlos y gestionarlos individualmente.

Como primer paso, se propone que la densidad puede dividirse en tres factores específicos.

Fuente: Elaboración propia en base a Angel, S., Lamson-Hall, P., & Blanco, Z. G.

Esto lleva a la pregunta de si es posible que ciudades con densidades similares tengan valores diferentes de estos factores.

Diversidad en densidad: una muestra de 10 ciudades

El mismo estudio aplicó estos 3 factores de densidad a 10 ciudades representativas de una muestra de 200.

Fuente: Angel, S., Lamson-Hall, P., & Blanco, Z. G.

Los resultados son muy interesantes. Si miramos a Dhaka y Hong Kong, con densidades muy similares, nos encontramos con que el primero tiene mucho más suelo residencial mientras que el segundo crece más en altura en poco suelo. Otro ejemplo también lo encontramos con Baku y Madrid, cuya diferencia está en la mayor cantidad de suelo residencial con menor ocupación que posee el primero. Un caso atípico de este grupo es Kinshasa (3era ciudad con mayor densidad de la muestra), donde su altísima ocupación de suelo construido puede apuntar a otros problemas como el hacinamiento.

Esto muestra, más allá de la utilidad de descomponer el concepto de densidad, los problemas que puede encerrar este indicador si se usa de forma general. Para Kinshasa, esto puede significar alta densidad por hacinamiento; para otras ciudades, esto puede traducirse en la falsa sensación de densidad simplemente por el hecho de tener muchos edificios, como sucede en Wuhan.

Ciudad de Wuhan. Foto: moto modo. Pixabay.

La descomposición de la densidad es clave no sólo porque muestra que este indicador por sí sólo no es suficiente para explicar la concentración de la población en la ciudad, sino que también nos ayuda a identificar los factores que dan a cada ciudad su densidad particular.

7 factores de la densidad urbana

Además de los 3 factores mencionados anteriormente, es posible mirar la densidad a partir de 7 indicadores que se descomponen de los tres anteriores.

Fuente: Elaboración propia en base a Angel, S., Lamson-Hall, P., & Blanco, Z. G.

Al dividir la densidad en 7 factores, los indicadores resultantes son valiosos para poder evaluar cómo la ciudad está creciendo y poder adoptar estrategias que respondan tanto a las necesidades de la ciudad como a las expectativas de la población.

¿Debe ser regulada la densidad urbana?

Si el desarrollo de una ciudad compacta es un objetivo de la política pública de densificación, tal y como se defiende en los círculos urbanistas del mundo, este debe sopesar las ventajas y desventajas de su implementación. Por una parte, una mayor densidad puede generar mejoras ambientales por su eficiencia en el uso de recursos, posibilitar un mejor sistema de transporte público —incluyendo la promoción de la movilidad activa— y crear entornos dinámicos, vibrantes y económicamente pujantes; pero también puede generar más congestión, producir conflictos sociales, reducir la cantidad de áreas verdes, gentrificación, etc.

Al identificar los distintos factores que inciden en el perfil de densidad de cada ciudad, es posible desarrollar políticas específicas que permitan gestionarla, reduciendo sus impactos negativos y potenciando los positivos. Shlomo Angel, profesor del Marron Institute en Nueva York, comenta algunas de las estrategias que se pueden implementar para impactar en los factores que componen la densidad y, en efecto, aumentarla.

Fuente: Elaboración propia en base a Shlomo Angel.

En un mundo cada vez más urbano, la gestión del crecimiento de la ciudad requiere de un conocimiento íntimo de lo que es la densidad y lo que significa densificar. Las demandas actuales nos obligan a entender cuándo es necesario crecer y cuándo expandir los límites urbanos, buscando mantener ese inestable equilibrio entre las fuerzas que determinan la forma de nuestras ciudades.


Foto de portada: Hong Kong. Jude Joshua. Pixabay.

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