En las últimas semanas los medios informativos han centrado su atención en las fatídicas inundaciones que se han presentado en diversas latitudes y que han alcanzado ciudades de China, Estados Unidos y Europa. Los impactos de los eventos climáticos recientes revelan la considerable vulnerabilidad de los ecosistemas naturales y de la vida humana ante el cambio climático. Con mayor frecuencia y en mayor medida, el suministro de agua, la producción de alimentos y la infraestructura urbana se ven afectadas por eventos climáticos extremos.
La gestión de las aguas pluviales en entornos urbanos es cada vez más desafiante a medida que nuestras ciudades crecen y que los eventos meteorológicos se presentan con mayor intensidad. No obstante, la respuesta convencional se ha centrado históricamente en gestionar el volumen de aguas pluviales con sistemas de drenaje encargados de recogerla y transportarla con mayor rapidez y a mayor distancia fuera de los centros urbanos. El problema con esta infraestructura es que no sólo no parece dar abasto frente a las intensas manifestaciones meteorológicas, sino que presenta múltiples desafíos en su construcción, mantenimiento y en el tratamiento de las aguas que terminan contaminadas por el arrastre afectando los acuíferos.
Nuevo paradigma sustentable
En las últimas décadas se ha evidenciado un cambio de paradigma y ha surgido un enfoque que busca capturar, retener y reutilizar el agua de lluvia en el sitio de origen en lugar de construir infraestructuras masivas. El término se conoce como Infraestructura Azul-Verde (Blue-green infrastructure) y refiere al reconocimiento de los espacios verdes y a las capacidades innatas del agua para producir beneficios ambientales.
La Infraestructura Azul-Verde (IAV) es una red interconectada de paisajes naturales y diseñados que incluyen cuerpos de agua (azul) y espacios verdes abiertos (verde) y proporcionan servicios ecosistémicos relacionados con las aguas pluviales como control de inundaciones, almacenamiento de agua para riego y uso industrial, áreas de humedales para el hábitat de la vida silvestre, entre otros.
Este enfoque se basa en el ecosistema existente y en procesos naturales en lugar de estructuras de ingeniería. Mediante procesos biofísicos como la retención, almacenamiento, infiltración de agua, así como la absorción de contaminantes, la IAV contribuye a mejorar la biodiversidad, purificar el agua y mejorar la calidad del aire. Al incluir componentes azules y verdes, se enfatiza explícitamente el hecho de que los ecosistemas acuáticos y terrestres están interconectados.
¿Todos los parques y ríos son infraestructura azul-verde?
La IAV involucra una variedad de sistemas de paisaje naturales como reservas naturales, ríos, lagos, cuencas, pero también paisajes que están diseñados para imitar la hidrología natural como corredores verdes, parques inundables, jardines comunitarios o depresiones con vegetación diseñadas para capturar y filtrar las aguas de lluvia.
Algunos de los elementos más reconocidos como IAV son:
Jardines de lluvia: áreas excavadas a poca profundidad que presentan vegetación capaz de absorber el agua de lluvia. Están estratégicamente localizados para capturar la escorrentía de superficies impermeables (ej: vías).
Foto: Spacecrafting Photography.
Drenajes sostenibles: depresiones ajardinadas diseñadas para capturar, tratar e infiltrar la escorrentía de aguas pluviales. Son similares a los jardines de lluvia, pero están acondicionados para capturar mucha más escorrentía y sus materiales permiten recolectar y eliminar contaminantes, sedimentos y escombros.
Foto: Fresh Coast Guardians.
Humedales artificiales: similar a los humedales naturales, no solo tienen la capacidad de almacenar gran cantidad de aguas pluviales, sino que utilizan procesos naturales a través de la vegetación y la composición de sus suelos para tratar las aguas y mejorar su calidad.
Foto: Terra Nuova.
Cuencas de retención y detención: depresiones diseñadas para recolectar aguas pluviales. Las de detención retienen temporalmente el agua para ir liberándola gradualmente hacia los drenajes o caudales naturales. Las de retención almacenan agua de forma permanente hasta que esta se infiltre en el suelo o se evapore.
Foto: Krista Toussant.
Techos verdes: cubierta vegetal instalada en techos de edificaciones sobre una capa impermeabilizante que funcionan como sistemas de drenaje e irrigación. Sirven para diversos propósitos como la agricultura urbana.
Foto: Chuttersnap / Unsplash.
Aunque las áreas verdes cumplen una función primordial en la captación de aguas de lluvia, los paisajes considerados como IAV cuentan con un diseño que permite la captación, retención o reutilización de las aguas de manera más eficiente.
La multifuncionalidad como principal atributo
A medida que la ciudad continúa expandiéndose y densificándose se hace cada vez más difícil mantener y expandir el sistema de drenaje convencional para manejar la creciente escorrentía. La IAV se utiliza cada vez más para complementar el sistema tradicional ya que puede interceptar, retener, absorber y evaporar las aguas pluviales localmente para reducir la escorrentía que termina en los drenajes y que colapsan el sistema provocando inundaciones.
Las facultades de retención de la IAV permiten almacenar agua durante y después de precipitaciones extremas y descargarla gradualmente al sistema de alcantarillado, pero también permite infiltrar el agua al suelo sin necesidad de estar conectada al sistema de drenaje.
Las amenidades de la IAV en las ciudades son múltiples. Su principal ventaja respecto a la infraestructura gris tradicional (drenajes urbanos) es su multifuncionalidad para atender una diversidad de factores que no sólo incluyen la retención y transporte de aguas pluviales:
- Mejoran la calidad del agua por la retención y filtración de agentes y componentes tóxicos.
- Reducen el potencial de inundación, así como permiten la desaceleración de aguas pluviales al filtrarlas al suelo.
- Reducen el efecto isla de calor ya que contribuye a enfriar la temperatura del aire a través de la evaporación, las sombras que produce la vegetación y la humedad que emana del suelo. Por ejemplo, los techos verdes suelen ser la IAV más valorada respecto a su rendimiento térmico ya que son efectivos para reducir la temperatura del aire y disminuir así el consumo de energía del aire acondicionado.
- Contribuye a la protección de la biodiversidad en áreas urbanas ya que enriquece la calidad de los ecosistemas y conecta los paisajes fragmentados por las infraestructuras de la ciudad.
- Brindan más espacios de recreación y disfrute para los ciudadanos, así como los insta a cuidar y proteger el medio ambiente.
¿Qué factores condicionan su factibilidad?
La conectividad es un elemento clave para el éxito de la IAV ya que muchos de los beneficios de su implementación residen en la interconexión de sus componentes en múltiples escalas. En muchas ciudades los servicios relacionados a la gestión de áreas verdes, cuerpos de agua, sistemas ambientales en general y de servicios urbanos (ej: drenajes) suelen recaer en diferentes agencias o instituciones, lo que torna complejo las instancias de participación, decisión y gobernanza de estos sistemas.
Adicionalmente, uno de los principales desafíos de la IAV es el escaso conocimiento sobre su funcionalidad, el costo de mantenimiento y sobre su vida útil. Para ello, es fundamental implementar programas de educación ambiental con el fin de comunicar los beneficios potenciales de la IAV y comprometer a los ciudadanos en su gestión y mantenimiento. La ciudad de Portland, EEUU, tiene una iniciativa voluntaria denominada Green Streets Stewards (GSS) para contribuir al mantenimiento de los “jardines de lluvia” que utilizan plantas nativas para extraer y retener contaminantes. El programa tiene como objetivo reducir las inundaciones por aguas pluviales y limpiar el agua antes de que regrese a los ríos que atraviesan el centro y el borde norte de la ciudad.
Otra de las iniciativas que han sido implementadas para motivar la instalación de IAV son las medidas fiscales como tasas y subsidios tanto para edificaciones públicas y privadas como para futuros desarrollos.
- Berlín, Alemania. En los últimos años la ciudad ha aumentado el impuesto a las aguas de lluvia. Este consiste en un cobro que se realiza a los propietarios por la cantidad de agua que descargan en el sistema de drenaje público de la ciudad. En 2018 la tarifa pasó de 1.804 euros por m²/año a 1.840 euros por m²/año.
- Nueva York, EEUU. El Departamento de Protección Ambiental de la Ciudad cuenta con el Programa de Subvenciones de Infraestructura Verde para motivar a los propietarios privados a implementar techos verdes y proyectos de infiltración. El financiamiento para cada proyecto verde se basa en el área del techo verde y la profundidad del suelo.
- Raleigh, EEUU. La ciudad ha implementado un programa que proporciona fondos para proyectos que capturan y limpian el agua de lluvia antes de ingresar al sistema de drenaje. Dependiendo de la cantidad de agua que se capture, los proyectos pueden recibir hasta un 90 por ciento de reembolso.
El Programa Guardianes de la Lluvia de San Francisco insta a los ciudadanos a convertirse en “guardianes” de los nuevos jardines de lluvia de la ciudad manteniéndolos libres de basura y escombros. Fotos: San Francisco Public Utilities Commission.
Un paso más en la adaptación al cambio climático
El cambio climático y la degradación del medio ambiente están impulsando a las ciudades a buscar soluciones para mejorar la resiliencia climática y restaurar la calidad de los ecosistemas. Los patrones cambiantes del clima y la intensidad de las precipitaciones, así como las sequías extremas, requieren nuevos enfoques para diseñar y gestionar los entornos urbanos.
La multifuncionalidad de la IAV y su capacidad para brindar beneficios ambientales, económicos y sociales es un elemento fundamental para adaptarse al cambio climático. Por ejemplo, un techo verde puede reducir la escorrentía de aguas pluviales y la contaminación del agua, al mismo tiempo que disminuye el efecto de isla de calor urbano, proporciona un hábitat para las especies y ofrece un espacio para la relajación. La implementación de IAV puede utilizarse para desarrollar un enfoque integrado y holístico en la planificación de espacios verdes a diferentes escalas combinando elementos azules, verdes y grises.
Si bien la implementación y gestión de IAV no resuelve ni puede enfrentar por sí sola los efectos devastadores del clima extremo, es un paso esencial hacia la construcción de ciudades más sostenibles y, sobre todo, de sociedades más conscientes respecto a los efectos que tienen sobre el medio ambiente nuestros patrones de crecimiento, consumo y las actividades que desarrollamos.
Foto de portada: Graham Ballantyne.