Hablar de movilidad es hablar de combustibles fósiles como el petróleo, gas y diesel. Estos y otros combustibles representan hoy en día el 96% del consumo energético de nuestros sistemas de transporte, incluyendo buses y vehículos particulares. Antes de siquiera hablar de los vehículos autónomos e inteligentes, considerados como el “futuro” de la movilidad, primero nos enfrentamos al reto de la electrificación. Se estima que para el 2040 un 57% de los automóviles en venta sean eléctricos, lo que nos deja un poco menos de dos décadas para adecuarnos a los cambios.
El paso de la gasolina a la electricidad para energizar nuestras crecientes flotas de automóviles se ve en general como algo positivo, y lo es. Sin embargo, apostar el futuro de las ciudades a los automóviles -ahora eléctricos- pudiera no ser la solución climática que estábamos buscando.
Lo eléctrico es más… ¿limpio?
Uno de los argumentos centrales de la electrificación es la reducción de emisiones del sector transporte, que actualmente representa el 12% de las emisiones globales. Sin embargo, es importante analizar las emisiones de cada vehículo en su ciclo de vida y no durante su uso; es decir cuánto contribuye su construcción y la infraestructura requerida para su funcionamiento. De acuerdo al siguiente gráfico elaborado por la International Transport Forum, la diferencia es poca.

A pesar de que en Latinoamérica un 58% de la generación de electricidad proviene de fuentes renovables, es difícil saber si ante un aumento de demanda acelerado por la adopción de vehículos eléctricos se produzca un aumento de la generación por medios no renovables.
Las emisiones no son lo único que afecta la salud
Visto desde el punto de vista de las emisiones, la electrificación es sin duda un paso positivo pero no suficiente. Los vehículos de combustión interna también afectan la salud con el ruido que emiten, el material particulado que desprenden y los siniestros viales.
- Ruido: es uno de los contaminantes más presentes en nuestras ciudades, siendo los vehículos una de sus fuentes principales. Asimismo, la exposición prolongada al ruido puede causar problemas cardiovasculares y estrés. Para solucionar esto los vehículos eléctricos, al prescindir de la combustión, son extremadamente silenciosos, lo cuál es en principio positivo.
- Siniestros viales: actualmente son la octava causa de muerte en el mundo, más que la tuberculosis y el VIH, y son la primera causa de muerte de personas entre 5 a 29 años. Acá no conocemos todavía los impactos que pueden tener los vehículos eléctricos pero no parecen ser muy alentadores. Aunque son muy silenciosos, esto aumenta los problemas de seguridad vial porque las personas no los oyen venir. En consecuencia, varios países exigen que emitan algún ruido al circular ya que estos vehículos tienen un 35% más de probabilidad de involucrarse en un siniestro vial que vehículos de combustibles fósiles. A esto se le suma el problema del peso: la diferencia de peso entre los vehículos es un factor importante en el aumento de riesgo de muerte ante una colisión, sin mencionar en caso de un atropello.
- Material particulado: hoy en día el transporte terrestre es responsable del 25% de todo el material particulado producido en las ciudades, y se estima que para el 2040 este pueda aumentar en un 53%. Los vehículos eléctricos, por su peso, son un factor potenciador de estos números al generar más desgaste en los neumáticos, frenos y del pavimento donde se desplazan, aumentando la presencia de material particulado en las ciudades y el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Diferencia de tamaño entre una Hummer eléctrica y una convencional. Taras Grescoe. Twitter.
Los “otros problemas” de la electromovilidad
Si bien la electromovilidad es una gran apuesta para resolver problemas como las emisiones de gases de efecto invernadero y el excesivo ruido urbano, los vehículos eléctricos también plantean nuevos y viejos desafíos. Acá mencionamos algunos:
- El cambio de políticas pro-automóviles: electrificar los vehículos sigue dejando nuestras ciudades repletas de ellos; problemas como los mínimos de estacionamiento, congestión y estacionamiento en la vía pública no cambiarán sólo electrificando la flota.
- El mantenimiento de la infraestructura: en varios países del mundo, parte de la construcción y mantenimiento de vías se financia a través de impuestos a los vehículos, de los cuales los eléctricos están exentos en muchos casos. Por otra parte, al ser más pesados generan más desgaste, lo que implica más costos de reparación.
- Infraestructura de carga: la construcción y adaptación de la infraestructura para cargar los vehículos eléctricos, incluyendo la generación de energía, es una inversión que no todos los países estarán preparados para hacer. Un estudio del Consejo Internacional para el Transporte Limpio, estima que para las 100 metrópolis más grandes de EEUU, entre 2019 y 2015, se tendrá que invertir más de 2 mil millones de dólares sólo en infraestructura de carga.
- Disposición de baterías: durante las próximas décadas, millones de baterías van a ser echadas a la basura. Plantear estrategias de reciclaje y reutilización será fundamental para evitar crear un problema mayor.

“Automóviles a gasolina – Automóviles eléctricos”. Taras Grescoe. Twitter.
El futuro eléctrico también es a pie y en bicicleta
A pesar de todos estos problemas, la migración a los vehículos eléctricos es necesaria. Sin embargo, es fundamental entender que esto no se traduce en que la movilidad del futuro será en automóvil; si queremos verdaderamente avanzar hacia un futuro más sostenible es necesario conducir menos.
De acuerdo con un estudio del Institute for Transportation and Development (ITDP) y la Universidad de California, la electrificación de la flota mundial no será suficiente para lograr una reducción de emisiones consistente con un calentamiento global de menos de 1.5°C para fines de siglo. En cambio, el único escenario posible es el que logra sumar la electrificación con el cambio modal, es decir con la promoción de la bicicleta, el caminar y el transporte público, cambios en el uso del suelo para reducir la necesidad de viajes en vehículos particulares, ponerle un precio a los estacionamientos, la creación de zonas de bajas emisiones, entre otros.

Fuente: Institute for Transportation & Development Policy, 2021.
Los vehículos eléctricos representan un avance importante en tener un sistema de transporte más limpio en nuestras ciudades. No obstante, la necesidad de esta transición no es un sustituto para los cambios importantes que deben darse para promover la movilidad activa y el uso del transporte público. Si, el futuro es eléctrico, pero para ser sostenible necesita también ser más humano.
Foto de portada: Ivan Radic.