El dilema UBER: las consecuencias inesperadas de la movilidad compartida

Han pasado más de 10 años del inicio de la revolución de la movilidad compartida y los resultados pueden no ser lo que esperábamos.

Movernos por la ciudad nunca ha sido tan fácil: abrimos una aplicación, seleccionamos el tipo de vehículo que necesitamos y se acerca un conductor que nos lleva a nuestro destino; todo sin tener que usar efectivo. La revolución de la movilidad compartida está aquí y las ciudades están mejorando gracias a ello.

O algo así era lo que nos prometieron.

Entre el 2009 y 2012, empresas como UBER, Lyft y Didi aparecieron en la escena para revolucionar la manera como pensamos la movilidad en la ciudad, con promesas como eliminar la necesidad de tener automóviles, reducir la congestión y movernos en vehículos autónomos, viajes económicos, entre otros. Diez años después, vale la pena revisar si estas promesas se cumplieron.

El impacto en la tenencia de automóviles

Durante el 2016, el Director Ejecutivo (CEO) de UBER pronosticaba el fin de la tenencia de automóviles gracias a la popularización de los vehículos autónomos. La lógica era que sería más barato utilizar este servicio que tener un automóvil propio. Seis años después, todavía estamos a décadas de esa realidad. Obviando este pequeño detalle, la lógica pudiera mantenerse: mientras sea más económico usar UBER, Lyft o Didi, que tener un vehículo, la migración debería ocurrir aunque sea en menor medida.

En Estados Unidos un análisis de zonas urbanas encontró resultados que no sugieren ni una reducción ni un aumento en la tenencia vehicular, donde la introducción de empresas de transporte compartido genera un aumento de registros de vehículos per cápita de 0.7%, siendo mayor el impacto en ciudades que ya poseen una alta tenencia vehicular y menor en ciudades con poblaciones crecientes.

En Santiago de Chile, por ejemplo, 34% del total de conductores de UBER declaró haber comprado un auto para este propósito. Otro estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encontró que, en conductores de UBER, sólo un 53% es dueño de su vehículo y un 15% utiliza un automóvil de un tercero o lo alquila. Esto puede significar que un porcentaje de estos vehículos se compró específicamente para ser usado en estas plataformas, sobre todo tomando en cuenta que la misma plataforma ofrece esta alternativa, o es común encontrar páginas que promueven estas oportunidades de negocio. Lo que es difícil de saber es si este aumento es realmente incidente en el inventario de vehículos de una ciudad.

¿Qué pasa con la congestión vehicular?

Si bien es incierto el impacto de estas plataformas en la compra de vehículos, un impacto real ha sido la cantidad de automóviles en las calles. Ya sean propios, prestados, alquilados o comprados, todos estos vehículos pasan más tiempo en las calles aumentando la congestión.

En el año 2019, en un estudio encargado por UBER y Lyft se encontró que en seis ciudades de Estados Unidos la cantidad de millas recorridas aumentó entre 2% (Seattle) a 13% (San Francisco), donde el 40% del recorrido de estos vehículos se va buscando un pasajero. En Nueva York, por ejemplo, se estima que un 50% de las millas recorridas de los vehículos de estas plataformas son buscando pasajeros, y en Santiago de Chile, se calcula que con cada nuevo viaje que se produce en estas plataformas aumenta en 1.7 los kilómetros recorridos en promedio.

Todos estos datos apuntan a un aumento en la congestión, producto de las externalidades del aumento de kilómetros o millas recorridas. Sin embargo, es difícil tener un valor más exacto por la dificultad de que las empresas de viajes compartan los datos que generan. Asimismo, otro factor agravante es que gran parte de los viajes reemplazan traslados a pie, en bicicleta y en transporte público. En Estados Unidos, se calcula que entre 43% a 61% de los viajes en estas plataformas sustituyen viajes en transporte público o modos activos, mientras que en Santiago de Chile, para un día hábil, este valor se acerca al 50%.

Una gran parte de los viajes reemplazados son de transporte público y modos activos. Foto: Thomas Hawk. Flickr.

Aumento de la contaminación

Así como con la congestión, es de esperar que un aumento en las millas o kilómetros recorridos, en conjunto con la sustitución de viajes menos contaminantes, como caminar, ir en bici o transporte público, aumente la cantidad de emisiones en la ciudad.

De acuerdo con la organización gubernamental estadounidense Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados en español), los viajes en estas plataformas producen 69% más emisiones que los viajes que reemplazan, principalmente por la sustitución de viajes a pie, en bicicleta y en transporte público. En Europa, un análisis de Londres, París y Bruselas, estima que los viajes en UBER o plataformas similares contribuyen a 525 kilotones de CO2, lo que equivale a poner 250.000 vehículos adicionales en las vías.

Esto se suma también a otras externalidades como la congestión, ruido o siniestros viales en aumentar el costo social de estos viajes. De acuerdo con un análisis realizado en Estados Unidos, cuando un viaje en plataformas como UBER o Lyft reemplaza un viaje motorizado, el impacto en los costos externos (congestión, siniestros y ruido) aumenta entre 30% a 35% y triplica este valor cuando reemplaza un viaje no motorizado o en transporte público.

La respuesta regulatoria a la movilidad compartida

Además de los problemas anteriormente mencionados, otros factores que han impulsado a ciudades alrededor del mundo también se relacionan con la situación laboral de los conductores de estas plataformas, falta de beneficios, protesta de sistemas tradicionales como taxis, entre otros; obligando a tomar cartas en el asunto. Esto es importante porque estos sistemas no son necesariamente ilegales, pero operan dentro de un marco legal desactualizado, especialmente en contextos como el latinoamericano.

Un análisis internacional de 13 ciudades, desarrollado por la New York University, plantea diversos focos regulatorios que deben atender las ciudades al regular plataformas de movilidad compartida, entre ellas los siguientes:

  • Gestión de datos: para entender los impactos de estas plataformas es fundamental poder registrar datos de viaje como tiempo de viaje, distancia, horarios de viaje, número de viajes, entre otros.
  • Financiamiento: para mantener la infraestructura de movilidad que sirve a estas plataformas y potenciar modos más sostenibles. Esto se puede realizar a través de tarifas por kilómetros recorridos o en horarios de mayor congestión.
  • Medio ambiente: para minimizar los impactos ambientales (contaminación, siniestros viales, entre otros) del aumento de kilómetros recorridos por estos vehículos, como requerimientos de emisiones, revisiones técnicas de las unidades o incentivos para el cambio a vehículos eléctricos.
  • Operación: mejorar las condiciones de funcionamiento de las plataformas, entregando protección a los conductores y pasajeros, como seguros, pisos salariales, entre otros.

Casos Latinoamericanos: CDMX, São Paulo y Chile

Posterior a la explosión de la movilidad compartida, Ciudad de México y São Paulo establecieron esquemas regulatorios para estos sistemas de movilidad. Asimismo, Chile acaba de aprobar la Ley EAT (Empresas de Aplicación de Transportes) para regular estas plataformas, esperando la promulgación del reglamento para su implementación.

Ciudad de MéxicoSão PauloLey EAT (Chile)
Gestión de datos– Recoge datos sobre viajes individuales, ocupación de vehículos, pasajeros-kilómetro, pago del conductor, etc.– Recoge datos en tres bases de datos distintas: una para el conductor (edad, sexo, etc.), otra para el vehículo (modelo, año, etc.) y otra para el viaje (duración, distancia, etc.).– Se debe registrar información sobre zonas y horarios de operación y kilómetros recorridos por los vehículos con y sin pasajeros.
Financiamiento– Impuesto de 1.5% por viaje.
– Los recursos van a un fondo para “Taxi, movilidad y peatón”.
– Las plataformas pagan por usar las vías a través de un sistema de créditos para cobrar los kilómetros recorridos.
– Tiene un sistema de tarifas dinámicas que cobra más si el viaje se hace en hora punta o con un pasajero.
Medio Ambiente– Los recursos generados pueden entregar subsidios a taxis que quieren cambiar a un vehículo eléctrico o híbrido.– Los recursos generados se utilizan para financiar iniciativas de movilidad sostenible.
– Las tarifas incentivan los viajes en vehículos eléctricos o híbridos.
– El Ministerio de Transporte tiene la facultad de suspender nuevas inscripciones en el registro de acuerdo a las condiciones de congestión y calidad del aire.
Operación– Requerimientos del vehículo como número de puertas, aire acondicionado, antigüedad, entre otros.
– Requerimiento de inspección técnica, pago de seguros y otras tarifas de registro.
– Existe un registro de conductores.
– Se chequean los antecedentes de los conductores y la edad del vehículo.
– Estipula la creación de un registro de empresas y conductores.- Requerimiento de inspección técnica y pago de seguros. 
– Los conductores deben tener una licencia profesional.
– Se exige la entrega previa de información de viaje tanto al pasajero como al conductor (tiempo, distancia, precio).
– Permite a los taxis incorporarse a las plataformas.

Resumen de sistemas regulatorios de plataformas de movilidad compartida. Elaboración propia. Fuente: New York University / Ley EAT (Chile).

Por ahora no es posible conocer el impacto que estas regulaciones han tenido en estos sistemas. En la medida en que más países y ciudades comiencen a innovar sus esquemas de regulación, comenzarán a evidenciarse las mejores prácticas en esta materia. Sin embargo, es fundamental que estos mecanismos estén pensados para maximizar beneficios -como la mejora en la accesibilidad y oportunidades de empleo- y minimizar costos -como el aumento de la congestión o la reducción en el uso de modos más sostenibles. En caso contrario, el remedio pudiera ser peor que la enfermedad.


Foto de portada: QuoteCatalog. Flickr.

1 comentario

Hugo ospina 2 mayo 2023

Excelente trabajo e investigación! Mi nombre Hugo ospina presidente de la asociación de propietarios y conductores de taxi ASOPROCTAX Colombia. En Colombia está quebrando los sistemas integrados y masivos al igual que el taxi .

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