Generar ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles es el 11º de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y gran parte del debate sobre cómo alcanzar esta meta se ha centrado en el desarrollo de ciudades inteligentes o Smart cities. Este concepto se basa en la integración de tecnologías de información y comunicación para permitir que los ciudadanos, gobiernos y organizaciones generen e intercambien datos e información en tiempo real para gestionar de forma óptima las áreas urbanas.
Pero ¿imaginas vivir en una ciudad donde todo esté conectado y automatizado? Las ciudades inteligentes aglomeran un conjunto de nuevas tecnologías que incluyen sistemas descentralizados, redes de sensores, inteligencia artificial y aplicación de big data para su gestión. Para ello deben ser capaces de conectar millones de dispositivos entre sí, no obstante, una óptima gestión requiere algo más que la interconexión: es necesario que todos los dispositivos puedan verificarse de forma auténtica dentro del sistema, que existan protocolos seguros para su uso y que sean compatibles en toda la red de modo de permitir el intercambio de diversos tipos de información.
Ante la adopción de más recursos digitales en nuestro día a día, es lógico preguntarse ¿cómo lograr que los datos de nuestras ciudades sean transparentes y accesibles para todos asegurando, a la vez, la privacidad de nuestra información? Mucho se ha debatido en los últimos meses sobre los impactos de la inteligencia artificial y de la irrupción de plataformas como Chat GPT, no obstante, quizás nunca hayas escuchado sobre la adopción de una tecnología denominada “cadena de bloques” (blockchain en inglés).
Si las ciudades inteligentes son el futuro de la urbanización, blockchain es la herramienta que promete transformar el modo en que funcionan y entregar nuevos mecanismos de interacción entre los ciudadanos, la administración pública y las empresas que prestan servicios en nuestras ciudades. La tecnología blockchain emerge con el potencial de crear una base de datos segura y colaborativa para manejar datos en tiempo real y tomar decisiones en los ámbitos del transporte, energía, recursos hídricos y servicios urbanos.
Pero ¿qué es la tecnología blockchain?
Aunque no existe una definición universalmente acordada para el término “cadena de bloques”, esta tecnología puede ser descrita como una base de datos digital compartida y descentralizada que permite realizar transacciones seguras sin intervención de un intermediario o la autenticación de terceros. Este almacenamiento de datos está sincronizado y disponible a través de una red digital que es accesible desde cualquier lugar.
¿Qué tipo de datos se pueden almacenar? Todos: información de los habitantes de una ciudad, bienes, propiedades, activos financieros, registros públicos, entre otros. Si bien en un artículo anterior nos referimos a la tecnología blockchain para explicar el funcionamiento de las criptomonedas, lo cierto es que esta herramienta se basa en la compilación de fuentes de información diversas e independientes en un único sistema compartido. Estos datos digitales se estructuran en forma de bloques encadenados. Cada nuevo bloque de datos incluye información del bloque anterior mediante un enlace o link criptográfico que solo permite agregar nueva información verificada por pares y están protegidos contra la eliminación y las modificaciones.
El objetivo principal de la tecnología es proveer una infraestructura de datos segura y transparente que genere confianza entre los individuos, en lugar de depender de una sola fuente de información o de un grupo reducido de autoridades que controlen y gestionen los datos públicos. La promesa, al menos al momento, es establecer intercambios inmutables y rastreables de datos tanto públicos como confidenciales no solo entre personas, sino entre distintos sistemas de información.
Las ciudades en forma de códigos y cadenas de bloques
Como infraestructura digital descentralizada, blockchain puede servir como un medio para administrar redes de información en continuo crecimiento en función de monitorear los servicios, cadenas de suministros e información pública garantizando la autenticidad e integridad de los datos.
Algunas iniciativas como Blockchain for Smart Sustainable Cities (grupo de trabajo de la Organización de las Naciones Unidas), han indagado en cómo se puede aplicar esta tecnología de manera segura para administrar ciudades inteligentes. Mencionamos algunas ideas:
- Energía: blockchain facilitaría el intercambio de energía entre hogares, por ejemplo, residencias con energía solar podrían intercambiar automáticamente el excedente de electricidad con otros miembros de la red. Desde el punto de vista de la gestión local, se podría mejorar el sistema energético con información recopilada en toda la ciudad desarrollando una red de luces interconectadas que funcione estratégicamente según las necesidades de cada entorno.
Un ejemplo de aplicación de esta tecnología se está desarrollando en Nueva York. El proyecto Brooklyn Microgrid (BMG) consiste en un sistema de comercio de energía entre pares que opera de forma independiente a la red eléctrica tradicional. La tecnología blockchain permite la transferencia de créditos de electricidad, es decir, los residentes pueden vender el exceso de energía solar a sus vecinos mediante transacciones (base de datos digital) seguras, de bajo costo y transparentes. En caso de escasez en estas microrredes energéticas, los ciudadanos pueden seguir utilizando la red eléctrica tradicional como respaldo. - Movilidad: la tecnología blockchain se podría utilizar, en conexión con distintos dispositivos móviles, para el seguimiento continuo en tiempo real de sistemas de transporte y pasajeros. Por una parte, esto permitiría comprender mejor el perfil del viajero al captar y almacenar una gran cantidad de datos y mantener un historial completo de viajes. Por otra, los vehículos de transporte podrían aportar más información sobre la demanda en el sistema y tiempos de viaje, lo que proporcionaría datos a los tomadores de decisión para optimizar estrategias como horarios de rutas y frecuencia.
Desde el punto de vista del usuario, la tecnología podría aportar datos en tiempo real de la llegada y salida de buses y trenes y pagar distintos modos de transporte mediante un sistema integrado. Por ejemplo, las ciudades de Dubai y Taipei están trabajando en la implementación de un sistema de pago basado en blockchain que permite a los pasajeros pagar con una billetera digital. Por su parte, la aplicación Whim, utilizada en varios países europeos, permite a los pasajeros planificar y reservar viajes que involucran diferentes modos de transporte como trenes, autobuses y taxis, logrando así una integración de diferentes sistemas. - Residuos sólidos: blockchain podría proporcionar al servicio de gestión de residuos información en tiempo real sobre el uso y capacidad de los contenedores, de modo de priorizar rutas de recogida según las necesidades. Esto incluiría la instalación de una red de sensores que detecten cuando un contenedor se encuentra vacío o lleno. Así mismo, la ciudad podría promover programas de reciclaje bajo un sistema de beneficios y recompensas según la cantidad de residuos reciclados por usuario. Algunos ejemplos de aplicación son:
– Plastic Bank: esta iniciativa utiliza la tecnología blockchain para incentivar a las comunidades a recoger y reciclar plásticos. Los recolectores reciben recompensas digitales por su trabajo que pueden ser canjeadas por alimentos, bienes y servicios.
– RecycleGO: esta start-up norteamericana creó una plataforma mediante tecnología blockchain que permite a los usuarios comprar y vender residuos reciclables entre sí asegurando la seguridad y transparencia en las transacciones.
– Waste4Me: empresa holandesa que utiliza blockchain para verificar la gestión sostenible de los residuos. Estos son rastreados desde su origen hasta su destino final permitiendo verificar que se cumplan las normativas y regulaciones de la disposición final de desechos.
Fuente: NordSense.
- Transacciones financieras: es quizás la función más conocida de la tecnología blockchain ya que en ella se basan las criptomonedas. Estas sirven como un servicio de pago que reemplaza a las monedas tradicionales, por lo que pueden ser utilizadas como billeteras digitales vinculadas a la identificación digital de un único usuario, permitiendo el pago de distintos servicios como las facturas de electricidad, sistemas de transporte, entre otros.
La ciudad de Singapur está llevando a cabo una iniciativa denominada Project Ubin que utiliza blockchain para mejorar y optimizar los pagos transfronterizos con el objetivo de reducir el tiempo y costo de las transferencias internacionales. Para ello ha sido fundamental la colaboración entre el Banco Central de Singapur y varias instituciones financieras. - Participación ciudadana y elecciones: las bases de datos de blockchain son útiles para almacenar los resultados de las consultas públicas ya que estos serían verificables por todos los usuarios y, además, serían irreversibles (no se pueden modificar). Esto garantizaría la integridad y transparencia de las elecciones, evitando situaciones de fraude. Así mismo, las plataformas brindarían mayor seguridad, confiabilidad y anonimato en las distintas consultas públicas que se desarrollan en la ciudad. Un ejemplo de aplicación de esta iniciativa se evidencia en la ciudad de Medellín, Colombia que, para realizar su presupuesto participativo, ha empezado a implementar un sistema de votación electrónica basado en blockchain.
- Identidad digital: la tecnología blockchain puede utilizarse para crear una identidad digital única y segura para los ciudadanos, contribuyendo a simplificar los procesos administrativos y reducir el fraude. La ciudad de Dubai está trabajando en un proyecto llamado Dubai Blockchain Strategy que, entre sus iniciativas, contempla la creación de una plataforma de identidad digital para los ciudadanos, así como la recopilación y almacenamiento de las propiedades inmobiliarias.
- Otros servicios urbanos: como la tecnología blockchain puede almacenar datos tanto históricos como en tiempo real, se podría proveer de mejor información a la ciudadanía sobre la gestión de los recursos hídricos, la calidad del aire, el tráfico, entre otros. Por ejemplo, la ciudad de Barcelona, España, está utilizando tecnología blockchain para crear una plataforma de datos abiertos que permite a los ciudadanos y empresas acceder a información sobre la ciudad, como la calidad del aire, el tráfico, la energía, etc.
Distintas ciudades están planificando, desarrollando o implementando aplicaciones basadas en blockchain. Esta tecnología ofrece herramientas como los “contratos inteligentes” (versión digital de los contratos tradicionales), los cuales pueden facilitar la transición hacia gobiernos más digitales y menos burocráticos, brindando información pública a los ciudadanos y optimizando la entrega de servicios y el registro de información.
En efecto, en el año 2017 el estado de Delaware, Estados Unidos, aprobó una medida que permite a las empresas y corporaciones utilizar blockchain para el almacenamiento de sus registros. Desde entonces, otros estados como Nevada, Arizona, Maine y Vermont están considerando una legislación que permita legitimar las firmas electrónicas (o celebración de contratos inteligentes) realizadas en blockchain para facilitar ciertos trámites administrativos.
¿Por qué blockchain podría ser la mejor opción para las ciudades inteligentes?
Blockchain promete innovar la forma en que gestionamos la información y estructuramos las inversiones y los intercambios. Para las ciudades, supondría facilitar trámites administrativos logrando mayor eficiencia con menores costos asociados. Los impulsores del uso de esta tecnología aluden, principalmente, a los siguientes atributos positivos:
Más transparencia
Adiós a la burocracia
Las ciudades pueden interconectarse utilizando distintos servicios de blockchain a través de un único sistema abierto, accesible y capaz de intercambiar datos con sus habitantes en tiempo real.
Blockchain permite que las administraciones gubernamentales puedan interactuar digitalmente sin necesidad de intermediarios y sistemas obsoletos. Esto agilizaría, por ejemplo, los trámites administrativos en registros y servicios públicos.
Integridad de la información
Gestión eficiente de los recursos
Blockchain permite encriptar total o parcialmente un archivo para compartir la información que es de interés de forma segura y sin riesgos de manipulación de terceros. Dado que el almacenamiento y uso de los datos se verifica por pares, los individuos e instituciones que realicen transacciones tendrán una copia constantemente actualizada de la información, la cual no se puede editar ni borrar.
Blockchain permitiría que los ciudadanos conozcan el origen y destino de cada recurso y tengan más información respecto a los servicios que entrega la ciudad.
Barreras por superar
A pesar de las ventajas que podría brindar esta tecnología en la gestión urbana, es fundamental tomar en consideración que esta se encuentra en una fase muy temprana de desarrollo y que existen diversos desafíos que deben ser abordados antes de que se pueda implementar a gran escala en las ciudades. Entre los principales podemos mencionar:
- Escalabilidad: las ciudades deben gestionar gran cantidad de información y llevar a cabo un sinnúmero de procesos de forma simultánea. Al migrar a la tecnología blockchain la cantidad de transacciones o procesos digitales aumentan y, consecuentemente, el tamaño de la cadena de bloques o bases de datos. Esto puede derivar en que la red o sistema se torne más lento, menos eficiente y sostenible. En este artículo abordamos precisamente el impacto medioambiental que tiene la utilización de tecnología blockchain en el desarrollo y comercialización de las criptomonedas.
- Interoperabilidad: así como existen distintas aplicaciones y plataformas para pagar nuestros servicios de electricidad, agua, boletos de transporte y otros servicios urbanos, también existen múltiples plataformas blockchain, lo que complejiza la interacción entre todas ellas. Al igual que las criptomonedas, no hay una regulación respecto a dichas plataformas, qué formatos deben seguir y cómo se deben utilizar estos libros o bases de datos digitales. Hoy día cada una de ellas utiliza diferentes terminologías, lenguajes de codificación y medidas de privacidad, lo que deriva en que no exista un estándar que permita interactuar a las distintas bases de datos y a estas con otras aplicaciones o plataformas digitales existentes.
- Exclusión digital: la adopción de blockchain requiere un cambio cultural en la forma en que se gestionan los servicios públicos. Sin una plataforma estandarizada, los ciudadanos tendrían que aprender y reaprender cómo operar cada aplicación de blockchain de forma individual, lo que podría exacerbar la brecha digital dejando atrás a aquellos que no tienen acceso a la tecnología o no saben cómo utilizarla. Esto podría generar exclusión social y limitar la participación ciudadana en la toma de decisiones.
- Costos de implementación: la tecnología blockchain requiere un alto nivel de especialización técnica, lo que podría ser un obstáculo para su implementación en las ciudades que no cuenten con los recursos y capital humano para llevarla a cabo.
- Seguridad: aunque una de las principales razones por las que se defiende esta tecnología es su seguridad, no podemos omitir que también presenta vulnerabilidades. Con muchos sistemas interconectados y dispositivos inteligentes, la ciudad entera puede convertirse en un objetivo de ataques cibernéticos. Además, la dependencia tecnológica podría restringir la flexibilidad y resiliencia de las ciudades, volviéndose perjudicial en situaciones de emergencias o crisis.
- Privacidad de la información: la tecnología blockchain es transparente por naturaleza ya que todos tendrían acceso a los registros y transacciones que se realizan en el sistema, sin embargo, ello plantea desafíos de privacidad en algunas aplicaciones. Es importante encontrar un equilibrio entre la transparencia y la privacidad de los datos y definir qué información se comparte y entre quiénes.
La implementación de iniciativas para lograr ciudades inteligentes basadas en blockchain son complejas, exigen la participación de múltiples partes interesadas y requieren diferentes tipos de aproximaciones según los contextos culturales y sociales. Entendiendo que aún nos encontramos en una etapa temprana de experimentación digital, no existe un análisis lo suficientemente exhaustivo de los casos en los que se ha implementado la tecnología blockchain, generando mayor incertidumbre sobre sus limitaciones.
El progreso y futuro del uso de blockchain en las ciudades dependerá de la capacidad que tengamos para construir una red de intercambio de conocimientos y experiencias, así como el desarrollo de capacidades, especialmente en las ciudades y países con menores ingresos. Para lograr una ejecución efectiva que maximice los beneficios y minimice los riesgos se requiere un modelo de gobernanza adecuado que alinee a todas las partes interesadas en una visión compartida de la ciudad y determine un marco regulatorio apropiado que brinde flexibilidad para la innovación futura. El espacio de acción de los planificadores urbanos en esta era digital 2.0 aún es una incógnita por resolver.
Foto: James Teohart / Istock.
Foto de portada: Elaboración propia.