Una de las consecuencias más palpables del Coronavirus, e independiente de las políticas de cuarentena o distanciamiento implementadas en todo el mundo, ha sido la desmovilización de la gente. De acuerdo con los análisis realizados por Google, la disminución en la movilidad de las personas ha sido tremenda. Por un lado tenemos países como Chile, donde se han implementado políticas de cuarentena, primero parcial y luego total, donde en promedio la desmovilización ha sido del 55% en todos los sectores con excepción del residencial; y otros como Suecia, en el otro extremo, donde si bien la ida al trabajo y el uso del transporte público ha bajado en 23%, las visitas a los parques aumentó 144%.
Estos cambios en la movilidad, aunque temporales, también ocultan la necesidad de varios sectores de la población que no pueden quedarse en casa ni apoyarse del teletrabajo para conseguir ingresos; personas que deben salir todos los días a la calle a trabajar. Ante esta necesidad, en los últimos meses se ha dado una explosión de acciones vinculadas a mantener a las personas moviéndose de forma segura.
La nueva realidad: la movilidad en pandemia
La movilidad en pandemia añade nuevos retos a los servicios e infraestructura existentes, como por ejemplo, la necesidad de mantener las superficies del transporte público lo más limpias posible (todo el tiempo) y brindar más espacio para mantener el distanciamiento físico, factor clave para frenar el contagio. Esta nueva realidad a dos metros de distancia se topa con un problema fundamental: la geometría.
Moverse por la ciudad requiere de espacio: aceras para peatones, ciclovías para ciclistas, calles para el transporte público y los vehículos particulares, etc. Es decir, darle más espacio a un modo nos obliga, así sea temporalmente, a quitarle espacio a otro en un juego de suma-cero. La desmovilización actual nos abre una ventana de oportunidad dado que la disminución de la demanda supone menos necesidad de espacio para automóviles particulares.
Los últimos meses han mostrado un nuevo panorama de la movilidad en muchas ciudades. En general, se da una caída importante en el uso del vehículo particular y del transporte público, acompañado de un aumento en la preferencia por caminar y usar la bicicleta. De hecho, la Organización Mundial para la Salud recomienda caminar y andar en bicicleta como medios efectivos para mantener la distancia física necesaria e incluso por sus beneficios para nuestra salud.
Sin embargo, estas recomendaciones requieren tener suficiente espacio para caminar y andar en bicicleta, algo que suena fácil de hacer si ignoramos una realidad de nuestra región: la falta de aceras y ciclovías. De acuerdo con una publicación en el blog de Ciudades Sostenibles del BID, donde se hace referencia a un estudio de la CAF del 2011, el total de vías destinadas a los peatones y ciclistas en 15 ciudades grandes y medianas de Latinoamérica sumaba apenas 996 km dentro de un sistema de vías con una extensión total de 245.000 km, es decir menos del 1%. En Chile, por ejemplo, al 2017, el déficit de aceras en las principales ciudades del país era de 32%.
Lo bueno es que sin carros en las vías tenemos mucho espacio para actuar.
¿Cómo agilizar las intervenciones en pandemia?
Ante esta nueva perspectiva de movilidad, muchos gobiernos locales han entrado en acción. Lima, Bogotá, Arica, Rancagua, Ciudad de México, Nueva York, París, Milán, Oakland, entre muchas otras ciudades han implementado diversas iniciativas para repensar sus calles con foco en las personas. En este contexto, durante los últimos meses han aparecido nuevos recursos para impulsar la transformación de las calles como estas tres guías de EEUU, Alemania y Ciudad de México:
- Calles para la Respuesta y Recuperación ante la Pandemia. Publicada por la National Association of City Transportation Officials (NACTO) en el mes de mayo (en inglés).
- Ciclovías emergentes: Lineamientos de implementación. Publicada por la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México en el mes de junio (en español).
- Haciendo Espacio para andar en Bicicleta en 10 días: Una Guía para hacer Ciclovías Temporales desde Berlín. Publicada por Mobycon en el mes de abril (en inglés).
La guía Calles para la Respuesta y Recuperación ante la Pandemia es un gran esfuerzo para caracterizar la diversidad de intervenciones realizadas en las calles como plataforma para atender la pandemia. Es quizás el documento más completo hasta ahora, proponiendo principios de acción y etapas de intervención por medio de las distintas categorías. Entre algunas de las tipologías y estrategias se encuentran: calles compartidas, calles para mercados, implementación de zonas de carga y descarga, extensiones de aceras, ciclovías temporales, entre otros.
Tipologías de Intervención de Calles en Pandemia. Fuente: NACTO.
Las guías Ciclovías emergentes: Lineamientos de implementación y Haciendo Espacio para andar en Bicicleta en 10 días: Una Guía para hacer Ciclovías Temporales desde Berlín, representan dos esfuerzos para agilizar la implementación de ciclovías en las calles. A través de la descripción de los pasos y elementos mínimos para su implementación, ambas guías apoyan procesos de decisión y trabajos rápidos para construir infraestructura ciclista temporal.
Situaciones Tipo. Fuente: SEMOVI, Ciudad de México.
¿Qué lecciones nos dejan las guías?
Todos estos recursos son un gran ejemplo del ingenio y la creatividad puestos al servicio de la transformación de las calles. En su esencia, no proponen elementos nuevos al discurso de diseño vial ni tampoco innovan en sus ideas. Sin embargo, nos recuerdan y refuerzan procesos que tienen varios años ocurriendo y nos invitan a dar el siguiente paso en repensar nuestras ciudades para las personas. Si algo ha puesto de manifiesto esta pandemia es que la ciudad no es igual para todos, que la infraestructura es desigual, que el acceso a las oportunidades es desigual y que es necesario mirar nuestras calles y nuestra plataforma pública, para darle respuesta a estos problemas.
Por último, comparto tres ideas para pensar hacia adelante:
- Todas estas intervenciones que están ocurriendo están permitiendo reencontrarnos con el verdadero valor de las calles como espacio público, para la recreación, el comercio y la expresión social, entre muchos otros. El diseño es clave para construir calles que enaltezcan su condición de lugar.
- La pandemia nos ha obligado a reaccionar con velocidad y, en ese proceso, a deslastrarnos de tantas excusas para actuar. Será necesario revisar los procesos con los cuales los gobiernos locales intervienen las calles para permitir la experimentación encausada, para probar hipótesis y permitirle a la ciudadanía vivir el “puede ser” en sus ciudades.
- Saquemos lo máximo de esta oportunidad. Pensemos cómo podemos utilizar estas intervenciones para generar discusiones sobre la ciudad que queremos tener, para promover proyectos que están guardados u olvidados, o para avanzar en planes aprobados que están dormidos. Pero sobretodo, pensemos en lo temporal como un requisito para avanzar hacia lo permanente y evitemos caer en la “permanencia de lo temporal”.
Aunque la pandemia de COVID-19 nos obliga a actuar ahora, las respuestas no pueden estar enfocadas a volver a “la normalidad”; una normalidad en donde ponemos el costo de la movilidad sobre los que menos tienen oportunidades, donde el acceso a la infraestructura de calidad es precario. En un momento donde estamos buscando ideas para las ciudades post-pandemia, miremos hacia la calle como una solución. Estas guías muestran parte del camino, el resto depende de nosotros.
Foto portada: Ciclovía temporal en Berlín. Peter Broytman. QIMBY.