Durante el último año se ha hablado mucho sobre el rol del transporte sostenible en la lucha contra el cambio climático. Las ayudas gubernamentales para incentivar el cambio modal de vehículos privados a combustión a otros medios de transporte se han popularizado en todo el mundo. El enfoque de muchas de estas políticas ha estado orientado a la movilidad dentro de la ciudad y, aunque este es un paso muy importante, no aborda necesariamente un factor crítico, la movilidad entre ciudades, que es responsable de una gran proporción de las emisiones generadas por el sector del transporte.
Por mucho tiempo, Norteamérica ha estado a la sombra de Europa con respecto a casi todos los aspectos de la movilidad, entre ciudades y dentro de ellas (aunque esta es una discusión para otro día). A lo largo y ancho del subcontinente, los viajes entre ciudades se han centrado en el vehículo privado y en el transporte aéreo. Ambos modos son reconocidos hoy en día por tener las huellas ecológicas más grandes de casi todos los medios de transporte disponibles. Sin embargo, al margen de las crecientes presiones para promover el uso del transporte público y otras formas de movilidad con menor impacto ambiental dentro de las ciudades, este año puede marcar el inicio de un cambio muy importante para el futuro de la movilidad a través de Norteamérica.
Fuente: Johannes Krupinski.
El Senado de los Estados Unidos recientemente aprobó un nuevo Plan de Infraestructura para el nuevo período presidencial con apoyo de ambos partidos (Demócrata y Republicano). Este plan, entre otras cosas, redobla esfuerzos de inversión en alternativas de transporte con menor impacto ambiental, destinando hasta 66 mil millones de dólares para el desarrollo de ferrocarriles de pasajeros y mercancías. Adicionalmente, es muy probable que el impacto de dicho plan trascienda el alcance de su inversión directa, ya que se ha logrado crear conciencia sobre la importancia de hacer crecer este sector, por lo que se puede esperar que la inversión privada juegue un papel muy importante en esta expansión.
De igual manera, el gobierno canadiense ha dado inicio a gestiones para modernizar la red de transporte de pasajeros por riel con la meta de fomentar la integración y desarrollo económico de las grandes ciudades del este del país por medio de trenes de alta frecuencia.
Este nuevo panorama político invita a tener esperanzas sobre el futuro de la movilidad en Norteamérica. La posibilidad de viajar de un extremo de la costa este al otro, puede redefinir la forma en la que las personas viven y se movilizan por el territorio. Por ello, vale la pena revisar algunos de estos proyectos capaces de transformar la forma en la que se comunican sus grandes ciudades.
Corredor Noreste
Fuente: Elaboración propia.
El proyecto del corredor Noreste consiste en un sistema integrado de aproximadamente 735,5 km (457 millas) que inicia en Washington, DC y termina en Boston, pasando por las ciudades de Baltimore, Filadelfia y Nueva York. Además, se conecta con otras líneas de tren para alcanzar los 1.446,8 km (899 millas) de cobertura. Gran parte de este corredor es propiedad de y es operado por Amtrak, probablemente la compañía más importante en temas de transporte de pasajeros entre ciudades en los Estados Unidos.
Este proyecto no es nuevo. De hecho, se estima que en la red actual (que incluye transporte local), se realizan cerca de 820.000 viajes a diario. Sin embargo, las condiciones actuales de la infraestructura sólo permiten que la velocidad promedio de los trenes sea de 127 km/h con excepción de algunos tramos donde las velocidades pueden aumentar.
En septiembre de 2010, Amtrak reveló los planes para modernizar la red y convertirla en un servicio de trenes de alta velocidad que alcance hasta los 354 km/h, lo cual reduciría el tiempo de viaje desde Washington a Boston a sólo 3,5 horas. El presupuesto inicial del proyecto era de 151 mil millones de dólares con la meta de finalización para 2040. Además, se estima que el número de viajes realizados aumentará de 17,1 millones al año a aproximadamente 38 millones, generando cerca de mil millones de dólares anuales.
Toronto – Ciudad de Quebec
Fuente: Elaboración propia.
La propuesta de Via Rail para hacer un servicio de trenes de alta frecuencia para conectar Toronto, Ottawa, Montreal y la Ciudad de Quebec, es uno de los proyectos de infraestructura más importantes en Canadá. El eje que conforman estas ciudades constituyen la región más densa y de mayor población en todo el país y actualmente el sistema de trenes que las conecta es compartido entre pasajeros y mercancía, lo cual resulta en grandes problemas operativos para ofrecer un servicio confiable y de calidad.
El proyecto contempla crear una línea paralela a la ya existente (en la mayoría de los casos) con rieles dedicados a trenes que pueden llegar hasta los 220 km/h. Esta nueva ruta recorrerá una distancia total de 1.150Km y tendrá seis estaciones principales: Toronto, Kingston, Ottawa, Montreal, Drummondville y la Ciudad de Quebec, con la intención de que la segunda y quinta de la lista se conviertan en nodos de acceso a la red.
Actualmente, el sistema de transporte realiza aproximadamente cinco millones de viajes al año, sin embargo, el gobierno de Canadá espera que con este proyecto dicha cantidad aumente a 17 millones para el 2059 gracias a las nuevas rutas de servicio y a un incremento substancial de viajes.
Tren de alta velocidad de Cascadia
Fuente: Elaboración propia.
Desde el extremo norte de California, Estados Unidos hasta British Columbia en Canadá, la región Cascadia contiene a los principales centros urbanos del noroeste pacífico, caracterizado por el mismo clima y composición geográfica. Las ciudades de Portland, Seattle y Vancouver desde hace años tienen planteado modernizar el que hoy en día es un sistema de trenes de pasajeros muy limitado en capacidad y velocidad.
Aunque aún el proyecto no está totalmente definido, algunas coaliciones de gran influencia en la región como el Cascadia Innovation Corridor y el Cascadia Rail han presentado una visión para construir una nueva línea de trenes de alta velocidad que conecten a Vancouver, Seattle y Portland (y algunas ciudades intermedias). Los planes contemplan trenes bala que alcanzarían los 350Km/h y podría reducir el tiempo de viaje entre los extremos de siete horas a solo una.
A un lado de los grandes beneficios medioambientales de sustituir muchos viajes intrarregionales en carro por viajes en tren de alta eficiencia energética, uno de los enfoques principales de este proyecto es su potencial para el desarrollo económico del noroeste Pacífico. Un estudio del Departamento de Transporte del estado de Washington estimó que pese a su presupuesto estimado en 42 mil millones de dólares, este proyecto podría generar hasta 355 mil millones de dólares en ingresos para la región y crear más de 200.000 trabajos.
Imagen conceptual de posibles conexiones en trenes de alta velocidad, también llamado «El sueño de la movilidad de la Generación Z». Fuente: Alfred Twu (2013).
Estos proyectos son sólo un ejemplo del potencial que aún tienen por desarrollar entre Estados Unidos y Canadá, para conectar sus ciudades y migrar de la dependencia de los aviones y vehículos privados. Y aunque quizás no sea suficiente para alcanzar el sueño de la movilidad la Generación Z, la verdad es que ambos países viven un momento de gran esperanza en donde la voluntad política permite visualizar muchos de estos proyectos cobrando vida en el futuro cercano.