Son muchas las ciudades como Madrid, París, Hanoi o Río de Janeiro que se caracterizan por permitir a los restaurantes ocupar su acera con comensales, incluso empujando a los peatones a transitar en las calles. No es el caso normal en Nueva York. Las licencias para tener mesas de comensales en las aceras – Sidewalk Cafes License – permiten extender los restaurantes a unos cuantos metros, regulando además los diversos elementos que pueden utilizarse para contener estos espacios.
En aras de abrir los comercios para reactivar la economía y continuar disminuyendo los casos de COVID-19, las regulaciones varían, según la fase de la reapertura, a fin de permitir la paulatina expansión de los restaurantes hacia las aceras y calles. La adaptación de cada restaurante a las nuevas normas va creando un paisaje urbano y una experiencia peatonal atípica para Nueva York.
Foto: Alexandra Paty Díaz.
El espacio al borde de las aceras usualmente está reservado para albergar los mobiliarios urbanos e infraestructura necesaria para los peatones y el funcionamiento de la ciudad, para no interrumpir la circulación en aceras y calles. Al expandir los restaurantes a estos espacios, algunos locales han optado por construir separadores físicos para aquellas mesas muy próximas entre sí. Otros aprovechan estas intervenciones para jugar con nuevo mobiliario urbano e incorporar elementos plásticos y lúdicos en las aceras.
Foto: Alexandra Paty Díaz.
Alrededor de Manhattan, los frentes de las calles han empezado a variar. La creatividad, la capacidad operativa y las posibilidades económicas de cada restaurante causa respuestas diversas a las cambiantes regulaciones, las condiciones climáticas y el contexto urbano.
Fotos: Alexandra Paty Díaz.
La iniciativa de Calles Abiertas – Open Streets – permite a los restaurantes esparcir sus mesas hacia las calzadas (por donde transitan los carros). En Inwood, varios estrechos de Dyckman Avenue han sido clausurados al tránsito vehicular para habilitar espacio adicional a la acera, a fin de que los numerosos restaurantes puedan expandir las mesas con dos metros de distancia entre ellas. Adicionalmente, las protecciones contra daños ocasionados por las protestas han servido de canvas para murales relativos a Black Lives Matter, creando un ambiente único y temporal en la comunidad.
Foto: Alexandra Paty Díaz.
Aunque la celebración del Mes del Orgullo LBTQ+ – Pride Month – se vio mermada por la pandemia, los negocios no dejaron de celebrarlo. La calle 46 de Hell ‘s Kitchen fue convertida en una Calle Abierta, permitiendo la libre circulación entre los numerosos restaurantes ubicados a lo largo de esta calle.
Foto: Alexandra Paty Díaz.
Así como algunos negocios invierten en crear mobiliarios que reflejan la imagen del restaurante, o intentan recrear el ambiente interno, muchos no cuentan con los recursos para hacerlo. Por ello, optan por utilizar mobiliarios típicos de la construcción vial o de control de multitudes, como son los separadores viales, las barreras y conos de emergencia. Algunos incluso aceptan el reto de proteger a los comensales del clima y buscan proveer sombra con toldos o ubicando las mesas debajo de los andamios de construcción, típicos de las calles de Nueva York.
Fotos: Alexandra Paty Díaz.
Lugares icónicos como el Parque Madison Square – Madison Square Park – donde está ubicada una concesión de Shake Shack, también se ha acoplado a las regulaciones. Cuando antes era distintivo ver las mesas móviles aglomeradas unas con otras, ahora es claro que los comensales adaptan sus ubicaciones en función de guardar los dos metros de distancia o más.
Foto: Alexandra Paty Díaz.
La disminución del tráfico vial ha presentado una oportunidad importante para ayudar a los restaurantes a reasumir sus operaciones sin contribuir al contagio masivo de COVID-19. Es difícil imaginar que en calles altamente transitadas como la Sexta Avenida – Sixth Avenue – esta estrategia pueda sostenerse por largo tiempo. Los diseñadores urbanos estamos en la continua búsqueda de crear más espacios públicos abiertos para el disfrute de todos. Las diferentes maneras de cómo estamos re-habitando los espacios durante la pandemia sirven como experimento social, pues permite, por ejemplo, demostrar que quizás solemos aglomerar muchas actividades en espacios confinados cuando nos podemos apoyar más de la riqueza espacial urbana. O confirma que, entendiendo la importancia del tránsito vehicular en las ciudades, también es necesario estudiar las dimensiones espaciales que cada usuario merece y necesita ocupar.
Foto: Alexandra Paty Díaz.
Foto de portada: Alexandra Paty Díaz.