El boom de los rascacielos: más allá de símbolos de poder económico

La proliferación de edificios de gran altura alrededor del mundo ha desencadenado una serie de repercusiones en las ciudades.

Los edificios de gran altura han transformado el paisaje urbano de las grandes ciudades del mundo. Si bien la construcción de esta tipología inició a finales del siglo XIX como una solución para habilitar más espacio en los centros de las ciudades con alta demanda de oficinas, hoy día vemos cómo la escala horizontal se tensa continuamente tanto por la demanda de mayor densidad como por la necesidad de proyectar una imagen global de progreso económico.

Los líderes políticos y las autoridades locales suelen apoyar la construcción de edificios altos para resaltar su imagen de potencias económicas emergentes. Por ejemplo, la ciudad de Shenzhen en China pasó de ser un pequeño pueblo de pescadores en la década de 1970 a una ciudad moderna de rascacielos gracias a la inversión extranjera y a su crecimiento económico. Este ejemplo permite ilustrar cómo la construcción de rascacielos a nivel mundial ha aumentado exponencialmente. Se necesitaron aproximadamente 80 años (1930-2010) para construir los primeros 50 rascacielos en el mundo, mientras que sólo en cinco años (2010-2015) se construyeron 50 más.

Tallest buildings

Los 10 edificios más altos del mundo. Fuente: CTBUH.

Supertalls

Cantidad de edificios altos construidos por región 2000 – 2020. Fuente: Kheir Al-Kodmany.

Si bien no existe un consenso respecto a partir de qué altura una edificación puede ser considerada un rascacielos, en las últimas décadas se ha desencadenado una competencia entre diferentes ciudades por albergar edificios cada vez más altos. Hoy día se denominan mega rascacielos o edificios súper altos (supertalls) a aquellos que sobresalen considerablemente respecto a su entorno y que ostentan las primeras posiciones en los rankings mundiales. Ante el notable aumento en la construcción de esta tipología en las grandes metrópolis del mundo nos preguntamos ¿qué impacto tiene la expansión de la escala vertical en nuestras ciudades?

Mutaciones en la metereología

Uno de los factores modificadores del clima es el relieve de una determinada región. Aunque a primera vista no siempre nos percatamos de cómo los edificios altos reestructuran nuestra ciudad, estos contribuyen a modificar la geografía urbana y, por ende, son responsables de importantes mutaciones en la meteorología.

La presencia de un gran número de rascacielos en una ciudad contribuye a la producción de islas de calor ya que, cuando las temperaturas son altas, el calor queda atrapado entre el nivel de calle y los edificios imposibilitando el enfriamiento nocturno.

Rascacielos clima

En el período cálido del año las superficies exteriores de los edificios aumentan su temperatura considerablemente debido a la radiación solar, lo que facilita la formación de una capa de aire caliente cercana a la superficie.

Imagen: Elaboración propia.

Ráfagas de viento de mayor velocidad

Si has caminado cerca de un edificio alto en un día ventoso te habrás percatado de un fenómeno extraño: el viento es mucho más intenso alrededor de la base de la edificación. La orientación de los rascacielos, el espacio que ocupan en la superficie urbana y la distancia entre ellos pueden producir pasillos o corrientes de viento.

Rascacielos viento

En calles estrechas o cuando las edificaciones altas están muy próximas entre sí, se produce una especie de ráfaga o tubo en donde el viento circula más rápido. Este efecto se conoce como “canalización” y se refiere a una aceleración del viento creada por el aire que tiene que pasar por un espacio estrecho.

Imagen: adaptación propia en base a The Times.

Algunas ciudades como Toronto han sugerido incorporar estatutos para garantizar que la planificación de edificios de gran altura incorpore el factor riesgo que los vientos producen en la calle. Esto cobra especial relevancia luego de algunos acontecimientos que se han generado en distintas ciudades que cuentan con importantes edificios en altura. Por ejemplo, en el año 2011 en Leeds (Inglaterra) un hombre fue aplastado después de que fuertes vientos derribaran un camión cerca de del edificio más alto de la ciudad (Bridgewater Place de 32 pisos). Este fue tan solo uno de los varios incidentes que los residentes han reportado al Consejo de la ciudad.

Barreras para la ventilación natural

Para los que residimos en ciudades en las que constantemente se decretan alertas ambientales por la calidad del aire, entendemos la importancia del impacto que tienen nuestras actividades y la configuración de nuestras ciudades en el medio ambiente. La presencia de rascacielos afecta el potencial de ventilación natural, lo que contribuye a una peor calidad del aire. Si hay más viento la calidad del aire tiende a ser mejor ya que se dispersan las partículas contaminantes pero, en ciudades con poca ventilación natural y que además presentan gran cantidad de edificaciones en altura y calles estrechas, se produce un “efecto valle” en el que los agentes tóxicos quedan retenidos en las capas superiores.

Rascacielos contaminación

En Hong Kong la construcción de rascacielos frente a la playa es un ejemplo de lo que se conoce como el «efecto muro» en el que los rascacielos a lo largo de la costa bloquean la entrada de la brisa marina concentrando la contaminación.

Imagen: Elaboración propia.

Además del impacto que tienen los edificios altos en la ventilación natural de las ciudades, en los últimos años se ha empezado a debatir sobre la huella de carbono que representa la construcción de rascacielos (energía incorporada). Dado que los edificios de gran altura requieren un esfuerzo adicional para evitar que se balanceen, se utiliza mayor cantidad de acero y hormigón. Los suelos de Londres, por ejemplo, están compuestos en su mayoría por arcilla en lugar de roca sólida como en Nueva York, por lo que las edificaciones londinenses requieren cimientos más amplios aumentando la cantidad de recursos necesarios (materiales y energía) para su construcción. El consumo de energía tanto en construcción como en el posterior uso de la edificación suele ser un 20% más para edificios súper altos que para edificios de mediana altura.

Efecto sombra

La luz del sol se ha convertido en un bien escaso en las ciudades modernas. Las sombras que producen las edificaciones en altura suele ser el factor más controversial en la discusión ciudadana cuando se debate la construcción de un nuevo rascacielos. Ya en 1981 algunos urbanistas alzaban su voz en contra de los gigantes edificios que se levantaban en Madison Avenue de Nueva York y, pese al avance de las décadas, la controversia está lejos de llegar a su fin. El último gran debate en la Gran Manzana lo constituyen los múltiples proyectos que pretenden construirse en los alrededores del Central Park, los cuales generarán importantes sombras en el principal espacio público de la ciudad, según refieren los detractores de estas edificaciones.

Una situación similar se ha presentado en los últimos años en la ciudad brasileña de Balneario Camboriú en la que cada día su playa más famosa queda ensombrecida después de las dos de la tarde por la cantidad de edificios que se encuentran a lo largo de su costa. Pese a que la ciudad es considerablemente más pequeña que una metrópolis como Sao Paulo o Río de Janeiro, el balneario turístico alberga seis de los 10 edificios residenciales más altos de América del Sur.

Al ser el factor más conflictivo, cabe preguntarse ¿las sombras en la ciudad son malas? La respuesta parece depender de los costos y beneficios que estas producen, por lo que deben entenderse dentro del contexto urbano. Consideremos algunos elementos:

  • En los veranos calurosos, las sombras son agradecidas por los transeúntes ya que les permite protegerse del efecto isla de calor. Aunque, por lo general, también disfrutamos del acceso a la luz solar en los meses de invierno.
  • Las sombras pueden obstaculizar el crecimiento de árboles y plantas y pueden bloquear la luz natural en zonas en las que podrían colocarse paneles solares.
  • En los meses de invierno las sombras pueden generar un aumento de los costos de calefacción, mientras que en los meses de verano pueden ser útiles para el enfriamiento y para disminuir los costos de energía.

¿Cómo planificar las sombras en las ciudades?

La incorporación de una envolvente solar en las ordenanzas de zonificación es una forma de asegurar el acceso a la luz de todos los edificios y producir una arquitectura de bajo consumo energético. Por ejemplo, algunas propuestas se basan en que las regulaciones de envolvente solar implican que el volumen de edificios próximos se planifique en conjunto de modo que las sombras se proyecten para que todos tengan acceso a una luz solar adecuada. En Tel Aviv se implementó un diseño consciente de la insolación solar para el nuevo distrito comercial y un bloque de viviendas en el centro de la ciudad. La envolvente solar que se creó determinó las alturas máximas permitidas de los edificios en relación con el barrio residencial adyacente. Estos enfoques de construcción sostenible establecen una relación entre el camino del sol y la forma urbana de manera que tengan un efecto directo en la eficiencia energética de los edificios.

Algunas ciudades como Londres y Nueva York han empezado a emplear tecnologías para mapear las sombras que los rascacielos generan en las ciudades y buscar alternativas que disminuyan el impacto negativo que producen en la vida urbana.

Lower Manhattan Shadows

Sombras proyectadas 2014 – 2025 de las edificaciones en Lower Manhattan & Midtown, Nueva York. Fuente: The Municipal Art Society of New York.

¿Símbolos de progreso o desigualdad?

A lo largo de la historia la construcción de rascacielos no ha estado exenta de controversia. Mientras que en décadas anteriores las principales críticas residían en los efectos físicos que estas edificaciones causaban en el entorno urbano (iluminación, ventilación, vientos, etc.), hoy día gran parte del debate centra su foco en los componentes sociales subyacentes en la proliferación de esta tipología. Para muchos, la construcción de rascacielos no es necesariamente un símbolo de dinamismo económico como pudo haber sido en ciudades como Nueva York o Chicago durante el siglo XX, sino que, por el contrario, se constituyen como un fenómeno de acumulación de riqueza por parte de un porcentaje bastante acotado de la población.

En muchas ciudades los rascacielos se han convertido en máquinas de especulación del mercado inmobiliario. Pese a que tienen la posibilidad de albergar a un gran número de habitantes en suelo bien localizado, con el fin de contribuir a enfrentar la crisis de vivienda que se vive en las grandes metrópolis, las unidades suelen venderse con rapidez a precios inaccesibles para la mayoría de los residentes. Por ejemplo, entre el 50-75% de las unidades del rascacielos Strata SE de Londres fueron compradas por inversionistas antes de que iniciara su construcción. La torre, que muchos pensaban representaría una nueva forma de desarrollo residencial en la ciudad, se convirtió rápidamente en un producto de especulación del mercado.

En algunos casos, los rascacielos representan también una fuente importante de corrupción y negocios ilícitos. Las exenciones fiscales a los desarrolladores y la evasión fiscal por parte de inversionistas extranjeros plantean cuestiones fundamentales de equidad. Muchos compradores utilizan corporaciones fantasmas para ocultar sus identidades debido a que bienes raíces de lujo – como los rascacielos – son parte de la cadena de lavado de dinero. Por ejemplo, la Torre Jeddah de Arabia Saudita, la cual pretende convertirse en la edificación más alta del mundo, ha sufrido importantes retrasos dado que dos de sus más importantes financistas se vieron envueltos en distintos casos de corrupción.

Gran parte de los detractores de los rascacielos alegan que los edificios se encuentran vacíos gran parte del año ya que sus unidades son adquiridas por compradores extranjeros que tienen varias propiedades o que las utilizan como mecanismos de inversión. Esto ha contribuido a reducir la oferta de vivienda en los principales centros urbanos, disminuyendo a su vez la asequibilidad en estos vecindarios dado que las nuevas unidades están destinadas a personas con alto poder adquisitivo. Otras críticas sostienen que la alta proporción de residentes a tiempo parcial crea zonas muertas en la ciudad donde las tiendas, restaurantes y servicios aledaños se ven impactados negativamente por esta ausencia.

Against skyscrapers

Fotos: Scott Lynch.

Rascacielos del futuro

El aumento de la población, la migración hacia las ciudades y el crecimiento de las economías han promovido la construcción de rascacielos como una solución viable ante el desarrollo de los principales centros urbanos del mundo. Los edificios altos se promocionan sobre la base de que son buenos para el medio ambiente ya que permiten aglomerar mayor cantidad de población en lugares con acceso a servicios públicos de forma más eficiente. Si bien hay algo de cierto en esta afirmación, también es cierto que se pueden alcanzar altos niveles de densidad con otras tipologías de edificación.

La preocupación sobre el impacto ambiental de las ciudades ha crecido considerablemente en los últimos años, por lo que cada vez más proyectos apuestan por un diseño sostenible que contribuya a disminuir los efectos del cambio climático. Sin embargo, muchas de estas iniciativas han sido cuestionadas por su escaso aporte y por adoptar una estrategia de marketing que genere menor resistencia pública. Por ejemplo, el 30 St Mary Axe es conocido como el “primer rascacielos ambiental de Londres” ya que su forma aprovecha al máximo la iluminación natural, reduciendo la dependencia de la luz artificial. No obstante, su fachada de vidrio ha sido acusada de generar un potente deslumbramiento lumínico en los alrededores elevando la temperatura del aire que afecta a los edificios adyacentes. 

En términos urbanos, muchas veces medimos el progreso de las grandes ciudades por la capacidad de construir más, más rápido y alto; sin embargo, hemos llegado al punto en que debemos replantearnos los límites de dicha construcción y reflexionar sobre si estas tipologías responden a las necesidades que hoy día se nos presentan. La mayoría de los rascacielos consideran la edificación como un elemento aislado que no se relaciona con el contexto en el cual se emplaza. Ante el desafío apremiante de construir de forma sostenible y dar respuesta a desafíos urbanos como el acceso a la vivienda y las desigualdades presentes, cabe cuestionarse la utilidad de seguir llenando nuestras ciudades de estas columnas casi infinitas de hormigón y concreto a las cuales pocos tenemos acceso.

Página recomendada sobre la historia de los rascacielos: The Skyscraper Museum, especialmente su exhibición Supertall! 2020.


Foto de portada: Andy Yeung.

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